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SÓLO CIENCIA

Dinosaurios vivos 700.000 años después de la Gran Extinción

El equipo que ha realizado la investigación, de la Universidad deAlberta, en Canadá, y dirigido por Larry Heaman, ha determinado que el fémur de ese hadrosaurio tiene sólo 64,8 millones de años. Eso significa que este ejemplar de dinosaurio herbívoro vivió unos 700.000 años después de la extinción en masa que muchos paleontólogos creen que aniquiló a todos los dinosaurios.

Heaman y sus colegas usaron un método relativamente nuevo de datación por Uranio-Plomo. Esta nueva técnica no sólo permite determinar la edad de muchos huesos fósiles; también puede permitir distinguir el tipo de comida de la que más se alimentaba un dinosaurio.

Un hueso vivo contiene muy bajos niveles de uranio, pero durante la fosilización (normalmente menos de 1.000 años después de la muerte) el hueso se vuelve rico en elementos como el uranio.

Con el paso del tiempo, los átomos de uranio se desintegran espontáneamente dando lugar a los de plomo, y una vez completada la fosilización, el reloj de uranio-plomo comienza a correr.

La composición isotópica del plomo determinada en el hueso del fémur del hadrosaurio es, por tanto, una medida de su edad absoluta.

La creencia generalizada sobre la extinción en masa de los dinosaurios es que sucedió hace entre 65,5 y 66 millones de años. Al parecer, la inmensa polvareda arrojada a la atmósfera como consecuencia del impacto de un meteorito gigante bloqueó buena parte de la luz solar que llegaba a la Tierra, provocando condiciones climáticas extremas y la muerte de mucha vegetación en todo el mundo.

Heaman y sus colegas creen que el hadrosaurio de Nuevo México procedía de una estirpe de dinosaurios que sobrevivió a la Gran Extinción del Periodo Cretácico tardío gracias a que en algunas zonas la vegetación no fue aniquilada y algunas especies de hadrosaurio consiguieron sobrevivir. Los investigadores también creen que un factor que pudo contribuir a retrasar la plena extinción de los dinosaurios pudo ser la capacidad de supervivencia de los huevos de dinosaurio en condiciones climáticas extremas, una capacidad que, en opinión del equipo de Heaman, merece ser investigada en nuevos estudios.

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