Lorca. 11 de mayo de 2011
En España y en nuestra región se producen, por desgracia, catástrofes relacionadas con los seísmos y la meteorología (inundaciones, sequía, desertización). En Murcia sabemos que habitamos una zona de riesgo sísmico. Estamos acostumbrados a hablar de las placas Euroasiática y Africana, y sabemos lo cerquita que estamos de la Falla de Alhama de Murcia. Lorca es la zona de España, junto a Granada, con riesgo de sufrir seísmos de mayor intensidad.
Cuando el miércoles sentimos en nuestras propias carnes el temblor unos minutos antes de las siete de la tarde, sabíamos que en algún lugar no muy lejano de Alcantarilla las consecuencias podían ser devastadoras. En Internet enseguida nos encontramos datos del primer seísmo, de menor intensidad, imperceptible en nuestros domicilios. Pero la rapidez de las nuevas tecnologías, la inmediatez de la radio y la oportunidad de la televisión hizo que pronto empezáramos a tener noticias, malas noticias, de la "réplica", que en esta ocasión tuvo una magnitud mayor a la primera sacudida de la tierra.
Ha sido, sin duda, un terremoto "raro". Sus 5,2 grados no lo convierten en el de mayor magnitud registrado en España, pero sí que ha sido uno de los más destructivos. Los expertos comentan que su peligrosidad reside en el hecho de haber tenido un epicentro muy superficial y muy focalizado, a muy poca profundidad. El terremoto generó una enorme aceleración del terreno de la ciudad, llegándose a medir valores de hasta 0,367 g (la norma de construcción en Lorca obliga a que los edificios resistan una aceleración de 0,12 g, tres veces menor).
En Alhama de Murcia se midió una aceleración del terreno de 0,012 g, 30 veces menos que en Lorca, lo que explica por qué los daños están tan concentrados en Lorca mientras poblaciones cercanas notaron el temblor pero sin grandes desperfectos. Otro aspecto que influyó de manera definitiva en las consecuencias del seísmo fue el suelo, blando y de tipo aluvión, que hizo de amplifiador de las ondas. Lorca se encuentra sobre un valle donde predominan los terrenos arenosos y de gravas, que, ante movimientos sísmicos, hacen que el suelo tenga un comportamiento plástico, casi líquido, lo que agrava el riesgo de daños e incluso colapsos en los edificios (fenómeno conocido geológicamente como "licuefacción").
Los terremotos han sido objeto de nuestro estudio en esta materia de Ciencias para el mundo contemporáneo. Pero el 11 de mayo se convirtieron en desgracia para nueve familias lorquinas y para miles de personas de nuestra región, a los que desde aquí mostramos todo nuestro apoyo, deseando que todo vuelva a la normalidad lo antes posible.